Anteriormente a la guerra civil española, el cartelismo se introdujo en el país principalmente con la finalidad de anunciar corridas de toros o fiestas populares. Gracias a ello, casi todas las ciudades empezaron a contar con un taller de fabricación de cartelería. Este hecho, facilitó que a partir del año 1936, cuando se desató la guerra, el cartelismo se desarrollara de manera muy rápida.
La oleada artística que tuvo lugar durante ese periodo fue extraordinario. El arte se reconvertía en todo una carga informativa, dispuesto a captar la atención de las masas analfabetas, con la finalidad de transmitir unos ideales a la mayor parte de la población posible.
Las instituciones políticas y sindicales incitaban a la publicación de carteles propagandísticos para animar a las masas a defender sus ideales, exaltar al combatiente y concienciar del sacrificio en esa época bélica.
Los carteles de aquella época tanto los basados en el dibujo como en el fotomontaje, se caracterizaban por sus mensajes directos, sus imágenes impactantes, la carga simbólica de su contenido… cosa que facilitó que llegaran a todo el pueblo, desde campesinos hasta la gente adinerada. A todos ellos iban dirigidos y todos ellos eran capaces de captar el mensaje.
Hay que decir, que el cartelismo en el mundo no surge en la España Civil. Esta actividad ya fue desarrollada en otros países europeos anteriormente, como por ejemplo en el III Reich o la Revolución Rusa, donde nos dejaron grandes trabajos que encerraban una gran carga ideológica.