No sólo está de moda el vestuario, los complementos, los coches, el interiorismo,…
La fotografía también es uno de los nuevos hobbys de la gente más “in” de las grandes ciudades. No es difícil encontrar en las grandes galerías de arte, fotografía o incluso en pequeñas galerías escondidas en los rincones más inhóspitos a las celebrities más relevantes y con ellas a sus más fieles seguidores. La fotografía es tendencia.
Podemos señalar a algunos de los fotógrafos más de moda como pueden ser Annie Leibovitz, Richard Avedon, Steven Meisel o Mario Sorrenti pero ahora el foco recae en el conocido fotógrafo Mark Seliger.
Una de las exposiciones más destacadas es la que dedica la sala A-Galerry al fotógrafo hasta el 14 de abril en el très chic 16° barrio parisino.
Nacido en Texas en 1959, Seliger pasó por la Performing and Visual Arts School de Houston antes de instalarse en Nueva York a mediados de los años ochenta y convertirse en el célebre artista de la imagen y la fotografía que es en la actualidad. Al cargo de la fotografía de la revista Rolling Stone desde 1992 y hasta 2002, creó más de cien de sus portadas. No sólo esto sino que trabajó para GQ o Vanity Fair, y es uno de los fotógrafos y retratistas más relevantes del mundo de la moda.
Después de haber fotografiado a numerosas celebridades internacionales como Mick Jagger, Keith Richards, o Susan Sarandon y también haber creado portadas de discos, dirigido vídeos y ser el autor de varios libros monográficos compilando fotografías entre los que destacan Physiognomy y Voices from the Holocaust; Mark Seliger funda en el año 2006 y bajo el nombre de “401 Projects” un espacio no comercial de exposiciones situado precisamente en el número 401 de la West Street en Nueva York, lugar en el que se presentan regularmente colecciones en colaboración con diversos artistas.
Ahora se atreve con una nueva colección – “Listen” – creada en un momento de alejamiento y desconexión del mundo de las celebrities y los medios de comunicación. Un momento profundo y realista que el autor decide plasmar con todos los sentidos en su obra más sincera y personal.
A su más puro estilo, Seliger sigue el tono cromático blanco y negro para dar a conocer partes del cuerpo de personas ajenas, paisajes desorientados y perdidos, entre los que se encuentran algunos destinados para la revista Rolling Sone, Vanity Fair y Vogue y una naturaleza muerta que inspira cuanto menos, profundidad en el tiempo.
Los cuerpos se muestran desnudos, en movimiento, reflejados desde diferentes ángulos y perspectivas desencuadradas que interpelan con el espectador una sensación de angustia mezclada con un toque de sensualidad siniestro. Aparecen entre los rostros fotografiados, personas con cantidad de piercings que apenas dejan ver unos ojos asustados y angustiosos marcados por el fuerte contraste del blanco y negro característicos del autor.
En la colección no sólo encontramos a personas ajenas sino también a algunos famosos como el bailarín Baryshnikov o las modelos Kate Moss e Iman Bowie.
En cuanto a los paisajes destaca entre ellos los más inesperados, son una serie de localizaciones que jamás nadie fotografiaría pero que tienen un cierto encanto combinando las siluetas inertes y su composición.
Desde luego lo que si está claro es que el espectador no puede buscar un hilo argumental entre su obra, las fotografías son dispares, diferentes y auténticas. Tienen sentido por ellas mismas pero no en su conjunto; con esto el artista quiere desafiar al espectador a un “sin sentido” retorcido y angustioso con un toque de misterio y elegancia. No dejará indiferente a nadie.
Podéis ver las fotografías en aquí